miércoles, 7 de abril de 2010

Textos para trabajar en clase mañana para 2º E.S.


 


 


 


 

EL HUEVO CÓSMICO (MITO POLINESIO)


 

Al principio, el Universo tenía la forma de un huevo que contenía solo dos lementos: Te Tumu, un macho, y Te Papa, una hembra. Pero no seguiría así por siempre. Durante la primera aurora, el Universo estalló y produjo tres capas superpuestas. Te Tumu y Te Papa, quienes permanecieron en la capa más baja, crearon a todos los seres vivientes que hoy conocemos: los hombres, las plantas y los animales.

Pero Te Tumu y Te Papa no eran infalibles.

P r i m e ro crearon a Matata, un hombre sin brazos que murió al poco tiempo de ser creado.

Después idearon a Aitu, quien carecía de

piernas; también murió. El tercer hombre era perfecto. Lo llamaron Hoatea que significa "espacio del cielo".

Hoatea recibió de manos de sus creadores todo el Universo. No tardó en darse cuenta de que en esa inmensidad no existía otro ser como él. Entonces le enviaron a una mujer. Se llamaba Hoatu que significa "fructuosidad de la tierra". Hoatu se convirtió en la mujer de Hoatea y de ellos descendió la raza humana.

Cuando la capa más baja de la Tierra se llenó de creación, algunas personas hicieron una abertura en medio de la capa superior para poder subir. Allí se establecieron y llevaron con ellos las plantas y los animales.

La vida se multiplicaba vertiginosamente.

Tampoco quedaba espacio en la segunda

capa. Entonces levantaron la tercera capa de modo que formara un techo a la segunda y se establecieron allí también. Así los seres humanos pudieron disponer de tres superficies.

Por encima de la Tierra estaban los cielos,

también superpuestos. Llegaban hasta abajo y estaban sostenidos por sus respectivos horizontes.

Algunos de ellos se mezclaban con

las capas de la Tierra, por lo que la vida de los hombres era confusa e incómoda. Por eso la gente siguió trabajando, expandiendo un cielo por encima del otro, hasta que todo estuvo en orden.


 

L. Otañi. y M. Gaspar,

Cosmologías y paladines. Antología de mitos

Universales.


 

EL ORDENADOR DEL MUNDO (MITO CHINO)


 

Al principio había un huevo cuya gestación duró dieciocho millones de años. De ese huevo brotaron el cielo y la tierra. Y de la unión de estos se formó Pan-Ku, llamado también Hoen-Tun que significa "caos primordial". Al morir, Pan-Ku se extendió sobre la Tierra y la

naturaleza emanó de su organismo.

El vello de Pan-Ku se desplegó y de ellos salieron los árboles y las plantas. De sus dientes y huesos brotaron los metales. De su cabeza y tronco se elevaron los montes. Sus venas se extendieron en ríos y el sudor de su cuerpo se dispersó en lluvia. Los parásitos que cubrían su cuerpo se dilataron y de ellos se formaron el hombre y los animales.

Pan-Ku vivió dos mil seiscientos treinta y siete años antes de nuestra era. Después de su muerte empezaron tres reinados que duraron ciento veintinueve mil seiscientos años: primero, el reinado del cielo, siguió el de la tierra y, finalmente, el del hombre. Durante cada uno de esos reinados se formaron el cielo, la tierra y el hombre tal como los conocemos ahora. Los soberanos del primer período tenían cuerpo de serpiente; los del segundo, rostro de muchacho, cabeza de dragón, cuerpo de serpiente y pies de caballo; los del tercero, rostro de hombre y cuerpo de dragón o serpiente.

Transcurrieron otros diez grandes períodos de tiempo durante los cuales los hombres sufrieron nuevas metamorfosis. Durante el imperio del hombre sobre la naturaleza, los seres humanos dejaron de habitar en cuevas y nidos, e iniciaron la construcción de viviendas de piedra, se aburrieron de montar ciervos alados y dragones, y comenzaron a utilizar carros tirados por seis unicornios, se cansaron de cubrir su desnudez con vestidos realizados con plantas y empezaron a matar a los animales. Entonces, antes pacíficas, las fieras se rebelaron y, armadas con dientes poderosos, cuernos pronunciados, venenos

mortíferos y garras afiladas, comenzaron a atacar a los hombres.

Así se inició la guerra y la naturaleza perdió su quietud. La lucha comenzó para siempre y el mundo perdió la tranquilidad y el reposo del tiempo primordial.


 

Adaptado de J. Repollés,

Las mejores leyendas mitológicas, Barcelona, Óptima, 2000.


 


 


 


 

EL ASCO DEL CIELO (MITO GUARANÍ-NIVAKLE)


 

Aquel de allá, el Cielo, Vaíash, antes era la Tierra, Kozjaíat. Pero aquel que ahora está

arriba, en una época tuvo demasiado asco.

Tuvo mucho asco. Se dice que en ese tiempo Vaíash estaba acá abajo, donde ahora está

Kozjaíat. Pero los dos se cambiaron de lugar. Esto perjudicó a los antiguos hombres que poblaban encima del cielo, porque la Tierra se cayó sobre ellos, se vino abajo.

Cuando todavía Vaíash estaba aquí abajo, dos mujeres quisieron hacer su necesidad sobre él, el que ahora está arriba. Por eso existen las dos manchas que se ven al oscurecer.

Son los lugares donde se limpiaron las dos mujeres. Vaíash no pudo soportar el asco que le produjo pensar que estas dos mujeres no serían las únicas. Que vendrían otros: hombres, mujeres, niños, papagayos, mulitas, serpientes, lagartos, tucanes... Esos seres ya no se conformarían con tomar de él lo que necesitaban, sino que también dejarían sus suciedades. Y el asco fue mayor. Esta fue la razón por la que se cambiaron en aquel tiempo pasado.

En cambio, Kozjaíat, la Tierra, no tuvo asco.

-Yo me haré cargo de mis amigos. Porque no me repugnan, estoy dispuesta a quedar bajo ellos.

Y así sucedió. Se cambiaron de lugar. A los que vivían sobre Vaíash les parecía algo muy extraño lo que ocurría. Se caían las nubes. Se caían sobre aquellos hombres. Y al subir el Cielo, resbalaron hacia abajo. Acá mismo, hacia abajo. Esos hombres se encuentran ahora bajo nosotros. Resbalaron. Fueron bajo esta tierra.

¡Quién sabe hace cuánto tiempo ocurrió esto!

¡Quién sabe hace cuánto tiempo aquel que estaba arriba era Tierra y el que estaba abajo

era Cielo!


 

Adaptado de la versión publicada en:

Augusto Roa Bastos, Las culturas condenadas, México,

Siglo XXI, 1980


 


 

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